* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

viernes, 30 de noviembre de 2012

I love Cataluña

Ante el revuelo político que se ha formado en las últimas semanas en mi país de procedencia, y desde el cariño que le tengo a Cataluña y toda la gente que he conocido de esa maravillosa tierra a lo largo de mis muy bien llevados 36 años, déjenme que les cuente una historia:

Siglo XII, Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona, muere sin dejar descendencia y deja un testamento que, ni que se le hubiera ido la pinza al colega con tanta batalla. Todo para las órdenes militares de los Templarios, los Hospitalarios y el Santo Sepulcro de Jerusalén. Porque don Mojito todavía no había sido santificado y no tenía ejército, que sino seguro que le cae algún terreno. La que iba a liar Alfonsito...

(Su monumento honorífico se puede visitar hoy en día en lo alto de la fuente principal del parque grande de la capital del Ebro).

La nobleza del reino, obviamente, impugnó el testamento, me imagino que reclamando la legítima, y en alguna de esas asambleas medievales entre nobles decidieron dividir el Reino: La parte de Aragón la dejaron en manos del hermano de Alfonso, Ramiro II el monje, y la parte de Navarra en manos de García Ramírez, nieto del Cid Campeador; éste se había casado años atrás con alguna aristócrata, en plan Urdangarín.

Pero centrémonos en la parte de Aragón, que el lío con esta parte de la herencia ya es más que suficiente. Lo que está claro es que la opinión de don Alfonsito se las trajo al pairo...

El tal Ramiro II el monje, sí monje, muy casto él, se casó y tuvo una preciosa hija que llamaron Petronila. Y aquí empieza lo bueno, porque claro, como toda buena familia medieval que se precie, la cuestión sucesoria era la conversación favorita por las noches a la hora de cenar y total, que en una de ellas decidieron mandarla a: "Quién quiere casarse con mi hija?"

Entre los candidatos en el casting, dos favoritos: 1) Don Ramón de Berenguer IV, conde de Barcelona, y 2) Sanchito, no mi amigo, sino el hijo del rey Alfonso VII de Castilla, en un primer intento por unir los reinos de Aragón y Castilla.

El ganador del casting fue el primero, me imagino que, entre otras cosas, por el privilegio geográfico de su castillo con vistas al mar. Pero, eso sí, como premio tuvo que firmar un contrato prematrimonial, por el cual, Petronila se convertiría en reina de Aragón y él en príncipe consorte y administrador del reino. Una vez firmado el acuerdo y el futuro del Reino de Aragón asegurado, Ramiro II se retiró de nuevo al monasterio, y su fértil mujer retornó en carruaje 4X4 a Francia; esto es amor y lo demás tonterías. Y todo esto con la Petro con un añito de edad. Angelito!

Pero como, por designios de la Iglesia, hasta los catorces años no se podía consumar el matrimonio,  Alfonso VII de Castilla siguió intentando infructuosamente que fuese su hijo Sanchito quien se casase con la Petro. La polémica estaba más que servida, con muchos territorios musulmanes todavía sobre el tablero de ajedrez: Lérida, Tortosa, Valencia, Denia etc....

El proceso no fue televisado, más que nada porque ni siquiera había nacido todavía Galileo Galilei para inventar el telescopio, pero me imagino que fue adecuadamente promulgado por los heraldos de la época y en consecuencia seguro que fue un bombazo de audiencia en los respectivos mercados medievales; se dispararon las ventas de piel de oveja y carne de cerdo...

Para rizar el rizo, parece ser que Ramoncete también tonteó interesadamente con Blanca, la hija de García Ramírez, recuerden, el de Navarra; mol fort!

Total, que tras trece largos años de "¿Quién quiere casarse con mi hija?", arduas deliberaciones y negociaciones, y me imagino que algún que otro cuerno medieval, finalmente un caluroso día de agosto de 1150 (seguro que llovió), doña Petronila y don Ramón de Berenguer IV se casaron en Lérida y comieron perdices con cebolla caramelizada.

La Petro y el Ramón. Cómo se tocan la mano...
De esta manera tan romántica, se establecieron las bases de la unión entre el Reino de Aragón y el condado de Cataluña. Desde ese momento, los sucesivos descendientes heredarían el título de príncipe de Aragón (por la Petro) y condes de Barcelona (por el Ramón). Y el primero en nacer de este 'braguetazo', fue Alfonso II, que se convirtió en el primer rey de la Corona de Aragón. 

En los siglos sucesivos, la Corona de Aragón siguió creciendo y desarrollándose con la conquista de Valencia, Baleares, Sicilia, Córcega etc...

Quién nos ha visto y quién nos ve...! Y digo yo, que si don Ramón Belenguer IV se presentó al casting de "¿Quién quiere casarse con mi hija?" sería porque le interesaría crear lazos de unión con el, por aquel entonces, poderoso Reino de Aragón, ¿oh? Aunque también es cierto que a don Ramiro II le faltó tiempo para colocar a la niña, o mejor dicho bebé... Pero bueno, estos son simples reflexiones personales.

Entre batallas, traiciones, amores, bufones en la corte, y subidas y bajadas de los precios de la piel de oveja, los siglos fueron pasando...

Llegamos al día (tele-transporte multitudinario) en el que la reina Isabel, the first of Castilla y el príncipe Fernando, the second of Aragón y conde de Barcelona se conocieron, se enamoraron muy interesadamente y se casaron por donde pasa el Pisuerga. Tras una primera desaprobación papal, porque realmente Isabel y Fernando eran primos segundos, finalmente acabaron recibiendo del Papa Alejandro VI (de los Borgia de toda la vida) el título de:

"Los Reyes Católicos"

Como consecuencia, cuando el príncipe Fernando heredó la Corona de Aragón, condados catalanes  ya incluidos, se creó en 1479 la unión dinástica del Reino de  Castilla y de Aragón, se puede decir que origen del actual Reino de España, unión que se hizo realmente efectiva en la persona de Carlitos I, el nieto...

To be continued 


6 comentarios:

  1. gran articulo, bien documentado. Ameno en su lectura. ENHORABUENA.

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  2. Te ha faltado lo de cebolla caramelizada ....y pan tumaca ..en esta historia serias un gran orador y no te faltarian doblones como trovador

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  3. Sanchi, date tiempo.. un día hablaré de nuestra particular ruta de tapas

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  4. Vaya culebrón medieval... me ha hecho gracia rememorar este post.

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