* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

sábado, 5 de enero de 2013

Año nuevo, vida... mejorada

Ya estoy 'zurück' en mi querido pueblecillo de Alemania (del Este)! Ni banderas de bienvenida, ni alfombra roja, una simple sensación de alegría al abrir la centenaria puerta de mi tercio de villa... Oye, que uno le ha cogido cariño a esto, no a la puerta, sino a mi vida surrealista en este lugar. Viva Lutero, Bach y el Wartburg, que son básicamente las tres cosas de las que presumimos por aquí; al primero no le sigo, al segundo no le escucho y al tercero lo tengo demasiado visto.

Haciendo equilibrios en el ala este del avión para poder tomar esta foto
En mi deutsche-vuelo de regreso (ver foto) -esta vez no hubo compatriota cotorra 'gritante' que alterara mi estado de bienestar aéreo- pude leer y dormir a partes desiguales, más que nada porque mi adicción a un libro no me dejó apenas conciliar el sueño (La segunda parte de la trilogía "The Century": El invierno del mundo). Ahora tengo un dilema en mi vida, bueno dos, pero que todos los dilemas sean como éste:

¿E-book o libro de papel?, ¿Portátil o iPad?

Uno sigue fiel al libro de toda la vida, aunque me esté quedando solo en esta aventura papelera, porque después de mi periplo navideño, parece que todo el mundo posee ya la combinación de E-book + iPad.

De momento, este clásico pseudo-convencido sigue aguantando la tentación tecnológico-materialista actual y continúa pasando páginas lamiéndose sutilmente su huella digital. Pero tampoco se vayan a pensar ustedes, queridos lectores surrealistas, que escribo éste mi indiscreto blog, con máquina de escribir; aunque no crean que no me importaría. ¿Recuerdan? Esa tinta plasmándose en el papel hasta que se gastaba y había que cambiarla; ese estruendo producido por una palanca al cambiar impetuosamente de línea; o esas teclas atascándose una encima de la otra ante la sobre-excitación descontrolada de nuestros dedos.

Este complicado dilema que les acabo de plantear lo resolveré a lo largo del año, que ahora tengo otras prioridades en mi cabeza.

Les cuento. Me imagino que como tantos otros españolitos expatriados e 'in-patriados' (este último concepto creo que no existe en el relincho de Rocinante), el empacho navideño de los últimos días ha sido de pecado capital (recuerden la gula, y no la del Norte). En consecuencia, para recuperar la forma físico-deportiva posiblemente perdida, tenemos que volver a la vida sana de manera urgente, como si no hubiera un mañana, que lo hay, a pesar de las interpretaciones apocalípticas y nada acertadas que se han hecho de los pobres Mayas...

Como en esta vida hay que alimentar la motivación con objetivos más o menos alcanzables (a uno por lo menos le funciona esta teoría), la misma noche de mi regreso a la tierra del Rin, este 'españolito' se apuntó a la media maratón de la capital financiera europea que tendrá lugar el 'zweite' domingo de Marzo. Oigan, que el hecho de correr al lado del BCE le hace sentir a uno que sus cuentas están llenas de "euros, euros, dubidu".  Efecto éste muy efímero e irreal.

Vamos, que ahora toca entrenar de verdad, ya no por mi querido refranero popular 'mente sana in corpore sano', sino por no hacer mucho el ridículo ante el resto de 'gacelillas' europeas el día de la carrera. No se pierdan el gorro aerodinámico de corredor profesional que me he auto-regalado para empezar el año, o mejor que sí se lo pierdan, porque cada vez que me le pongo me recuerdo a mi 'selbst' a un fino plástico anticonceptivo, y la verdad es que tampoco es que esté corriendo más rápido.

Para ayudar a tan sano objetivo -¿qué sería de la humanidad sin los propósitos de año nuevo?- que sepan que he vuelto con la maleta repleta de:
1) Serrano 'Schinken', en honor a mi familia.
2) Quesos de la tierra de mi cuñado y del mencionado équido Rocinante.
3) Numerosas latas de calamares en su tinta; lo de estos cefalópodos troceados y encerrados en recipientes de hojalata ya se lo explicaré cuando llegue la primavera, que ahora con este frío no procede...

Como se podrán imaginar, no ha sido necesario aéreo-transportar líquidos patrios de mi idolatrado Dios griego, básicamente porque mi alacena ya huele a Dioniso.

Total, que vivan los propósitos de año nuevo! Este 'españolito' repite los mismos desde hace casi una década. ¿Para qué complicarse demasiado la vida, si ya de por sí es bastante complicada? No defiendo la inconformidad, más bien todo lo contrario, pero sí defiendo lo pragmático y lo divertido de la vida porque, no olvidemos que nadie va a disfrutar por nosotros.

Ale, todos a simplificar propósitos de año nuevo! Les dejo unas citas que provocaron mis primeras risas del 2013, recién aterrizado en mi hogar, dulce hogar. Gracias Greece.


Salud para todos!

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