* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

jueves, 19 de diciembre de 2013

Santa Claus is coming to town...

El otro día uno de mis potrillos salvajes me preguntó si Papá Noel también viajaba a Alemania. Por lo visto, algún amiguito/a del colegio le había dicho que no; habría que preguntarle al susodicho amiguito/a si sabe dónde está Alemania.

Pero bueno, como buen tío que soy -aunque este año haya obviado involuntariamente su fecha de cumpleaños- decidí mantener viva la ilusión y decirles que sí, que por supuesto, pero que solía venir cuando le daba la gana, normalmente unos días antes de llegar a España...

¡Venga esa capacidad inventiva para justificar el regalo que ya les he comprado!.

Vamos, que mañana regreso a España por Navidad y, claro, les llevo un regalo compensatorio por haberme olvidado de su séptimo cumpleaños. Nunca olvidaré ese "skype" en el que el otro potrillo salvaje -dulce y graciosa como ella sola- me recordaba con la mejor de sus sonrisas: "tío, no nos has felicitado todavía".

¡Tierra trágame! Este españolito es un hombre de palabras -mis queridos lectores surrealistas bien lo saben-, pero en ese momento les juro que me quedé sin las mismas. A posteriori, muy al estilo del Gran Tío Gilito (ver último capítulo), le eché la culpa a mi querida 'sister' por no habérmelo recordado...

Y es que estoy teniendo un  fin de fiestas 2013 de lo más intenso. Cuando uno pensaba que su vida estaba más o menos bajo control, va ésta y decidió dejar de estarlo. Pero bueno, como solía decir la madre que me parió: no hay mal, que por bien no venga...  

Aún estoy esperando ese bien que esté por venir, pero me imagino que llegará, que la persona mencionada siempre acertaba.

Total, que Santa Claus is coming to town... pero, ya saben, cuando le dé la gana. Me imagino que su trineo LPG tendrá que hacer una parada técnica para repostar combustible y seguro que se acaba perdiendo en este pueblucho de Alemania... del Este. Yo aprovecharé esa circunstancia para meter el regalo de mis potrillos salvajes en la maleta y rápidamente montarme en un vuelo que me lleve directo a mi querido país de origen.

"Schwager" es "El Corte Inglés" del pueblo. En la maleta sólo hay ropa, pero la bolsa va repleta de ilusión.

¡Lo cual me recuerda que todavía me tengo que aprender el villancico de este año!: Merry Christmas everyone.

Mis potrillos salvajes ya lo van cantando a los cuatro vientos -quien dice cantando dice recitando-, y me imagino que en la cena de Nochebuena, entre langostino y langostino, los tres tíos tendremos que hacerles los coros y buscar el tono perdido. Los potrillos han nacido superdotadas -cariño de tío-, pero les falta una de las dotes, la musical.

La tercera edad familiar seguro que nos mirará con cara de: "y éstos... ¿por qué narices cantarán en inglés con la cantidad de peces que hay en el río? en fin... a ver si por lo menos consiguen encontrar el tono".

La evolución lingüística musical de la especie según Darwin.

Uno nunca ha sido partidario de regalos materiales, ni de cariños comprados a golpe de tarjeta -más que nada porque uno 'selbst' sólo ha conocido el cariño gratuito- pero reconozco que este año caigo en la tentación materialista comunista, digo, consumista... y, además, sin ningún tipo de remordimiento de conciencia.

¡Venga esa tecnología avanzada para los niños de siete años!

En fin, que Santa Claus is coming to town, sí, todos de acuerdo, pero por favor que venga más a menudo y sobre todo que amplíe su campo de acción, para que todos y cada uno de los potrillos salvajes que hay sueltos por el mundo, tengan algo con lo que poder sonreir.

Y no sé porqué me da a mi que Santa Claus también es un lector surrealista...

¡Feliz Navidad!


Portal de Belén que me encontré hace dos semanas en un viaje al país vecino, todavía más al Este de mi archi-conocido pueblecillo de residencia. Atención al gallo y a lo crecidito que está el niño Jesús con su ¡¿barba con rastas?!

sábado, 7 de diciembre de 2013

Ischgl 2013

¡¡Menuda semana!!

Desde luego que lo vivido las últimas semanas será muy difícil de olvidar. Les contaré la parte final, que fue la más divertida, y así declaramos inaugurados los Juegos Olímpicos de Invierno 2013/14. ¡Viva Ischgl! ¡Viva!

¿Quién es quién?
Procedente de Spain-twelve points, aterrizaba en Frankfurt el gran Tío Gilito -caipinrihas para los amigos- un personaje inigualable e irrepetible, con el que he compartido innumerables momentos divertidos en los últimos 16 años de mi Leben. ¡Qué fort! cómo pasa el tiempo.

Desde la gélida tierra de Finlandia (Santa Claus no existe) aterrizaba la gran KKK, de apariencia tranquila, pero cuya personalidad se transforma con la pócima mágica: Salmiakki (vodka con regaliz).

Y procedente de la ex-colonia española de Bélgica (qué tiempos aquellos), llegaba el hermano de Pedro, personaje que ha sorprendido muy gratamente por su saber estar ante cualquier tipo de situaciones e imprevistos que, con el gran Tío Gilito y uno selbst juntos, siempre son difíciles de evitar.

A esto, le ponen una pizca de Teufelcillo y Pedro y ya tienen la revolución organizada.

Total, que todos reagrupados, besados y presentados, se fueron a Ischgl (Austria), y digo bien, se fueron, porque uno se tuvo que ir de compras navideñas a Londres. ¡Murphy de los cojones!

En fin, digamos que me perdí dos días de esquí. La combinación Frankfurt-London-Zurich me permitió -a Gott gracias- reengancharme a tiempo con mis amiguitos del alma en Ischgl.

Sitúense:

Mi querido Tío Gilito llegando al lujoso aeropuerto de Zurich con mi coche dañado. Por lo visto, el freno de mano eléctrico no había sido activado correctamente y, claro, el coche había tenido que frenar con la puerta abierta. En fin, como este tipo de daños colaterales entraba dentro de lo previsto -el poder de la experiencia-, lo acepté como un mal muy menor, y es que uno estaba especialmente agradecido de ver a su querido Tío Gilito perdido en el centro de Europa compartiendo un objetivo común que no era otro que llegar a Ischgl como fuera.

Y el "como fuera" casi incluyó un auto-stop nocturno a temperaturas congeladas, ya que Tío Gilito se negó a repostar en Suiza por el abusivo precio del combustible, y en nuestro intento por repostar en Austria, casi acabamos en la cuneta empujando el coche. Pero oigan, que los dos tan felices y Julito-cantarines...

Teoría de la relatividad.

Al final, no hubo necesidad de levantar el dedo pulgar, ni de empujar el coche, y conseguíamos entrar in-extremis en una gasolinera austriaca. El ahorro conseguido: 0,5eur/l. Estas vacas suizas, de verdad, qué pijas que son... ¡osea!

En Ischgl, el resto del grupo esperaba impacientemente con los brazos abiertos. La conducción ralentizada de supervivencia nos había hecho llegar con un ligero retraso, pero bueno, llegábamos al fin y al cabo, sanos y salvos. Multi-hugs o abrazos varios...

La emoción me embriagaba. Y es que, como les confesaba al principio, lo acontecido en los últimos días había conseguido sobrepasar un poquito mis normalmente inagotables límites de resistencia. Pero no se preocupen, que todo sigue estando bajo control, si es que se puede denominar "bajo control" la vida de este españolito perdido en Alemania... del Este.

Total, que la bienvenida estuvo rociada de burbujitas independentistas catalanas y la noche, más que rociada, inundada. A la mañana siguiente, se pueden imaginar ustedes, los daños colaterales se unieron al grupo: Tío Gilito ventilando vocalmente en su máximo esplendor; mi equipaje perdido no sé dónde; la electricidad del apartamento de huelga; y todos con la fórmula de la aspirina en la cabeza... Pero oigan, y las risas que nos pudimos echar...

Una vez reorganizados, desayunamos y decidimos embarcarnos a la aventura de aproximarnos a las pistas de esquí.

Tío Gilito y uno selbst fuimos enviados de avanzadilla en un taxi que compartimos con tres bellas suizas, "aber hola!" y claro, nuestra concentración se desvió del objetivo principal y acabamos abandonando el taxi en un lugar incorrecto. Ya nos ven andando por el arcén de la carretera -momento Benny Hill-, botas en mano, para llegar a la entrada principal de Ischgl, donde el resto del grupo esperaba "for ages", y con razón, impacientemente.

Pero la aventura sólo acababa de comenzar.

Cuando nos disponíamos todos a esquiar, Tío Gilito se dio cuenta de que no tenía los esquís:

Tío Gilito: "Pero Teufelcillo, dónde has puesto mis esquís??!!"
Teufelcillo: "!!!¿Pero por qué me tengo que preocupar yo por tus esquís?!!!!"

Teoría de la relatividad llevada al extremo, y este españolito sin poder evitar lagrimar de risa.

Al cabo de un rato -horas- nos pudimos reunir todos finalmente en las pistas, con los respectivos full-equipes, dispuestos a disfrutar de un espectacular día de nieve.

Ante tanto imprevisto, es cierto que hubo ciertos comentarios constructivos del resto de componentes imperfectos del grupo musical. Pues, ¿saben qué sucedió el día después?. Que va este españolito, ya casi medio alemán -por lo de organizado y planificador- y se olvidó los palitos de esquí. ¡¡¡Venga!!! Ataque de risa con tío Gilito. ¡Qué desastre!

Pero esta vez sí, ahí estaba mi queridísimo Teufelcillo, atenta como nadie -el poder de la experiencia-, palitos en mano y con la mejor de sus sonrisas...


Espectacular y refrescante concierto de inauguración de Nickelback.
Rodeados de Falete y sus amigos, dícese de elementos ebrios varios colindantes.

En resumen, les diré que fue un fin de semana, de verdad, inolvidable.

Inolvidable, porque me recordó lo orgulloso que estoy de mis raíces, y de mis amigos de toda la Leben, sí, quizás imperfectos, despistados, caóticos, pero sobre todo geniales, creativos y alegres. Y bajo mi inexacto y daltónico punto de vista, ahí reside el secreto de la verdadera inteligencia.

El lunes amanecí lleno de herpes labiales, fiebre y agotamiento físico y mental. El estrés acumulado decidía abandonar por fin mi cuerpo Serrano, no tan perfecto como el de Bellota (www.deiberica.es), pero digamos que aceptable.

Seguro que el Tío Gilito tiene otra opinión roncada, pero como todas las opiniones son respetables...

...que viva Einstein!