* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

domingo, 26 de enero de 2014

Suplemento dominical: Lacra política

El otro día, una resoluta lectora surrealista me preguntó sobre las clase política en Alemania, así que, aunque no sea uno de mis temas favoritos -por ello del calentamiento global de mi sangre- me lanzaré esta semana al ruedo...

Lamentablemente, mi querida "Spain-twelve points" está en todos los medios internacionales por sus casos de corrupción. Lo poco que he podido ver la televisión alemana -y eso que pago el correspondiente impuesto SGAE teutón- siempre me ha sorprendido que hablen, y con cierta sorna, del rey; bien por sus cacerías amorosas, bien por la investigación judicial a su hija menor... Es cierto que llega una especie de tufillo sobre la corrupción generalizada en España. Al fin y al cabo, por aquí siguen pensando que Alemania ha dado -no prestado a un bonito interés- dinero para reflotar los países del Sur.

Pero como se podrán imaginar ustedes, en todos los sitios cuecen habas, y en Alemania, sí, también existe corrupción. Pero para que se hagan una idea de las habas que se cuecen por aquí, les daré un ejemplo muy revelador y ustedes mismos juzguen:

Aquí no tienen familia real -el último kaizer o emperador alemán, Guillermo II, fue expulsado en 1918 al perder Alemania la primera Guerra Mundial-, pero en su lugar disponen de un presidente de la República, que se dedica a representar al país.

Merkel legisla (manda), y el presidente va a los cocktails oficiales. Pues resulta que el año pasado pillaron al "presi" con las habas en la mano, digo, con las manos en la masa. Al colega le apeteció comprarse un casoplón, y no se le ocurrió otra cosa más que hacer uso de su privilegiada posición para conseguir, de no me acuerdo qué banco, una financiación a interés cero. Ya está. 

Eso fue todo. Caso de corrupción de primera plana y todo el país haciéndose eco de algo tan vergonzoso. Técnicamente ni siquiera había robado dinero, pero el "simple" hecho de traficar con sus influencias para no pagar intereses al banco -me pone, y mucho, la idea de no pagar intereses al banco-, hizo que el país se rebelera, y a los pocos días, ante la presión social y la vergüenza pública, el colega tuviera que dimitir. Igualito que en España, ¿no?.

Aunque siempre mido mucho mis palabras, hay algo que tengo muy claro: La clase política española apesta. 

Si por algo me alegro de haber alargado mi expatriación en Alemania -aunque en mi afortunado caso no haya sido por necesidad- es por no tener que ver día sí, y día también, un caso tras otro de corrupción patria; independientemente del bando político.

No soporto, y lo digo bien alto, NO SOPORTO a la gente que se dedica a criticar los actos deplorables de unos, por ser de una ideología política, y no recriminan los mismos actos bochornosos de los otros, por ser más afines a su ideología política. Es tan "typical spanish"...

Por favor, congruencia, y objetividad, porque sino, no hay manera de salir del atolladero.

Lo de la corrupción es vergonzoso y ¡TODOS! están pringados. Constantemente están jugando en público el papel recriminatorio de "qué bueno soy yo" y "qué malo eres tu", para luego en privado reírse de todos y cada uno de nosotros. Porque, qué pronto se ponen de acuerdo con sus subidas salariales; sus asesores; sus gastos superfluos; sus días de vacaciones; sus sueldos vitalicios; sus sillones en los consejos de administración de las empresas y organizaciones más importantes etc... 

Si tuvieran un poquito de orgullo y pundonor, hace tiempo que habrían dejado hueco a gente más preparada (el listón está tan bajo) y honrada (el listón está por los suelos). Pero me imagino que el empantanado es tan grande, que ya no se puede salir de él. Y, claro está, poder brindar todos los días con las "que-no-se-caiga-ni-una-gota" burbujitas francesas también debe de ser una adicción difícil de abandonar.

Además, la conciencia siempre la puedo limpiar con un viaje en primera a la tierra de Buda, Halah, o al Vaticano.

Sobre las leyes retroactivas por "Real Decreto" o "Porque a mi me da la gana", ya ni les cuento. Qué manera de cargarse cualquier tipo de seguridad jurídica o imagen del país.

Como ejemplo, la "cagada" monumental que han hecho con las energías renovables y las tropecientas mil familias que están dejando en la ruina. Y no hablo de especuladores, hablo de pequeños inversores que creyeron en lo que los respectivos gobiernos (primero PSOE y luego PP) se comprometieron a pagar por contrato y por ley. Pero bueno, como el gobierno siempre tiene el comodín del "Real Decreto", pues ley retroactiva que te va, y un problema menos. Algo así sería inimaginable en Alemania.

Pero claro, todo sea por la estabilidad del país. Y es que no hay dinero. Pero si no hay dinero para unos, digo yo que no habrá dinero para otros, ¿oh?. Pero ya saben, hay que mantener el eco-sistema; y sin ECO, porque seguro que la flora y la fauna se las trae al pairo.




¿Qué es eso de pretender vender la Marca España sin existir un mínimo de principios y honradez en la clase política?

La marca España no es Nadal, el fútbol o el sol... La marca España es la CREATIVIDAD, el TRABAJO, el ESFUERZO y la ALEGRÍA DE VIVIR, de la mayoría de los españoles. Quería escribir la frase sin la palabra "mayoría", pero no he podido.

Bajo mi inexacto y daltónico punto de vista, cualquiera que no cumpla esos cuatro requisitos no debería permitirse el lujo de erigirse en promotor de la Marca España. Nadal y la selección de fútbol tienen mi permiso. Sobre los penosos políticos, el mejor favor que podían hacer a la Marca España es IRSE de España. 

Les puedo asegurar que, después de haber trabajado una docena de huevos, digo de años en mi querida "Spain-twelve points" y casi 3 en Alemania -y lo joven que todavía me mantego-, nadie nos puede dar ninguna lección de trabajo; más bien diría yo al contrario. Por aquí, aunque son muy trabajadores, deberían recibir alguna lección de lo que es esfuerzo y sacrificio. Pero claro, esto es otro mundo. Las condiciones laborales no tienen nada que ver, y el contexto económico tampoco, con lo cual no es comparable.

Así que, me imagino que tendré que seguir aguantando los no-muy-reflexionados estereotipos de mis queridos conciudadanos, sobre lo vaga que es la gente en los países del Sur de Europa. En fin, siempre he pensado que es mejor conocer a las personas, y hablar y valorar de lo que uno ha visto y conoce; no de lo que nos cuenten...

Eso sí, los alemanes son impecables en la ejecución. Ahorradores y realistas. Organizados y estructurados. Muy protectores de lo suyo. "Made in Germany" es su marca, su honor, su imagen. Son la exquisita ejecución. El trabajo bien hecho. La excelencia... Nada de juicios de valor o leyes moralistas de difícil explicación. Son prácticos y efectivos.

Pero ni los unos son tan buenos, ni los otros son tan malos... Si al final, todo se resume en una palabra que no entiende de banderas: EDUCACIÓN.

Sólo con educación se puede tener una base de principios y preparación que nos permita luchar contra las injusticias y en esto, me parece a mi, que Alemania nos lleva ventaja.

Así que, ¡a ponerse las pilas! porque ya lo dije en un antiguo post:

I believe in Spain y sin presuntamente...


viernes, 24 de enero de 2014

Loco de atar

Ya les he contado alguna vez los momentos de confraternización que se producen espontáneamente en los semáforos de mi querido pueblecillo de Alemania... del Este, ¿verdad?.

Y es que, por estos lares, no hay quién se salte un semáforo en rojo; y si lo haces, no te preocupes, que habrá alguien que te vea y te lo recrimine. Uno sabe bien de lo que habla...

Pues resulta que el otro día -ni me acuerdo qué día- salí a correr por el centro y, corriendo, corriendo, llegué a uno de esos cruces fantásticos donde todo el mundo espera impertérrito a que el semáforo se ponga en verde. ¿Recuerdan a mi amigo hala, venga, tira?, pues el mismo cruce. En este pueblo todos los caminos no llevan a Roma, te llevan al famoso cruce... Les sitúo:

Camión a la izquierda que no avanza. Ningún coche por la derecha, por delante, o por detrás. Nada, todos los caminos a Roma, digo al cruce, vacíos. En la acera de enfrente, un señor relativamente obeso de la tercera edad que, por cierto, siempre que salgo a correr me lo encuentro y me regala una sonrisa. Este pueblo es un pañuelo, digo, este mundo es un pañuelo, y el pañuelo es un mundo, y el pueblo también... Y para terminar de situarles -seguro que la última frase les ha dejado reflexivos-, en la acera por la que yo llegaba, imagínense a una abuelilla recién permanentada. ¿Todos situados ya?.

Pues aparezco yo en escena, españolito a la velocidad del viento, en plan mega "runner" guay del Paraguay, con los cascos puestos y la música a tope. Y claro está, para evitar abucheos, decido respetar el semáforo y quedarme esperando dando unos elegantes brincos al lado de la señora de la permanente. Pim, pam, pim, pam... estoy super en forma, o por lo menos lo parezco...

Total, que sin darme cuenta, después del quinto pim, pam, pim, pam, voy y entro en resonancia con la música que estaba escuchando en ese momento. Vamos, que me pongo a dar saltos al ritmo de la música...

Se pueden imaginar lo que sucedió a continuación: La abuelita que se pone a observarme "flipada" con una sonrisa en la boca y decide comunicarse conmigo. Yo, que hago como que me quito un casco para escucharla y, sin saber muy bien lo que me ha dicho, le devuelvo un ilegible "mmmmmmm ja, unglaublich..."; por supuesto, enseñándole mi dentadura blanqueada. El de enfrente, feliz de la vida, aplaudiéndome o dándome palmas -no lo tengo muy claro-. Y el conductor del camión 'descojonado' de la risa.

Cuando a los diez minutos -seguro que fueron menos- el semáforo tuvo a bien cambiar de color, nos despedimos todos y cada uno siguió su camino; uno 'selbst', claro está, partido de la risa.

Ya ven, haciendo amigos en el cruce. 

Quizás mis queridos conciudadanos no sean las personas más atractivas del mundo, o las más divertidas, o las más amables, pero desde luego son unas personas muy entrañables a las que, con tiempo, y cierta dosis de humor, hasta acabas cogiéndoles cariño.

Les dejo la canción que estaba escuchando en ese momento, y ustedes mismos juzguen.

"Vive el momento, sin perder aliento, se toma su tiempo y le confunden con el viento... no tiene rumbo ni camino, vive en libertad".

¿Es o no es para estar... loco de atar?.


Y para locos de atar... mis queridos potrillos salvajes + brother que le han puesto al precioso felino de la foto el nombre de: Coco-caballo.  No me pregunten por qué... ¡es de familia!

martes, 21 de enero de 2014

La berenjena y el calabacín

Me imagino que como muchos de ustedes, mis queridos lectores surrealistas, hemos arrancado el año con un listado interminable de propósitos para el 2014. Y en cualquier ranking que se precie, por ello del culto al cuerpo, siempre hay dos objetivos "este-año-sí": deporte y alimentación. 

En mi caso particular, el primer objetivo lo tengo resuelto, soy adicto al deporte. Pero sobre el segundo, la verdad, todavía dispongo de un interesante potencial de mejora...

Terminé el año 2013 con la recomendación profesional de mi querida 'sister' de comer más legumbres y pescado pequeñito, tipo anchoas y sardinas (bajos en mercurio y ricos en no sé qué). Así que, aprovechando el viaje a mi querida "Spain-twelve points" de la semana pasada, me he traído la maleta repleta de latas de pececitos y de... fabada asturiana, cocido madrileño, y lentejas con chorizo.

!Qué vivan las legumbres! y sobre todo ¡qué vivan esos trozos de chorizo y pacenta que siempre las acompañan! Cupo de legumbres cubierto para el mes de Enero.

La asignatura de "verduras" la llevo algo peor. El otro día paseaba por el supermercado con mi carrito, tralará, tralarito, y al lado de la menta que antaño compraba para San Mojito -este año me he pasado al gin tonic con chirimoyas- observé dos carteles: Aubergine y Zucchini.

Y ahí estaban ellas, las berenjenas, todas moradas y relucientes, y sus primos hermanos los calabacines con un intenso color verde que te quiero verde (como si yo lo distinguiera). Y me dije a mi mismo:

"¿Por qué no? ¡a la cesta! y ya se me ocurrirá cómo cocinarlos..."


Berenjena de España y calabacines de Marruecos.

Después de tenerlos a los pobres helados de frío en el frigorífico durante más de una semana -se me olvidó que tales productos existían en mi frigorífico- ayer los encontré y los rescaté de su gélido secuestro. El rescate parece que llegó a tiempo, porque no tenían mala cara del todo...

Los duché, los rebané, y les hice un tratamiento de piel a base de aceite de oliva y calor. ¿Para qué complicarme más la vida ?

Para la espera me preparé unas olivitas rellenas de anchoa (recomendación), queso de la tierra de mi cuñado, jamoncito, fuet, pan con tumaca y ajo... Ya saben ustedes: la dieta ibérica.

Total, que a las 4 horas, mi apetito más que saciado, percibo un olor a humo en la cocina:

¡¡¡¡Neinnnnnnn!!!!! (el no espontáneo ya me sale en alemán).

Un funeral: Los calabacines y la berenjena habían muerto calcinados. Pobres...

RIP (rest in peace)

Intento fallido. Pero esto es sólo el principio de una bonita relación, porque les aseguró que volveré a intentarlo. Los objetivos de año nuevo son para cumplirlos ¿no?.

Así que ya saben...

Palabra y fuerza de voluntad.


P.D. Si alguno de mis queridos lectores surrealistas tiene a bien dejarme una receta en la zona de comentarios, estaré muy agradecido.

sábado, 18 de enero de 2014

Viaje al centro de la tierra

Recién regresado de mi querida "Spain-twelve point" y... con mi cabezón echando humo.

Esta semana he tenido que pisar de nuevo mi lugar de procedencia laboral, y el reencuentro multitudinario con mis ex-compis, dos años y medio después, me ha dejado una huella de nostalgia y cariño considerable.

En fin, pero que ya estamos de vuelta en el pueblo, y me he propuesto retomar el blog, porque últimamente, de verdad, entre una cosa u otra, tengo abandonados a mis queridos lectores surrealistas; y eso no puede ser.

Esta semana les contaré el último espectáculo audiovisual con el que hemos declarado inaugurada la agenda cultural 2014: El fantasma de la Ópera.

Ya saben, un hombre con su cara deformada oculta tras una máscara blanca, que se dedica a provocar accidentes en la ópera de París, llegando incluso a asesinar a personas a su conveniencia. El dicho Don Juan asesino se encapricha de la nueva estrella del teatro -jovén y con pelucón rubio- e inicia, a la fuerza, su particular e imposible historia de amor...

Atención al director de la orquesta "soy minero"

Pero, ¿saben cuál fue el hecho singular de la representación? Pues que no se les ocurrió otro lugar para organizar el espectáculo que las minas de Merkers, lugar donde Hitler escondió el oro expropiado durante la Segunda Guerra Mundial. Sí, unas minas abiertas actualmente a este tipo de espectáculos, ya que su espectacular sala principal -a 500m de profundidad- permite disfrutar de una acústica y una escenificación muy particular.

Después del cocktail de bienvenida en la zona A (nivel cero), nos pusimos unos bonitos cascos de "soy minero" -nuestra experta minera nos recomendó los de rueda ajustable- y nos apilaron a todos en unos montacargas que descendieron durante 45 segundos a una zona B (nivel -200m). Venga, todos a tragar saliva para abrir los tímpanos. En dicho lugar alfabético, unos camiones nos bajaron a toda marcha a través de un laberinto difícil de descifrar -ríanse ustedes de las pirámides de Egipto- hasta una zona C (nivel -500m) o sala principal; la del oro... Pero de esta piedra preciosa, res de res, vamos que me imagino que ya está todo a buen recaudo en el BCE.

Lo que no saben ustedes es el calvario mental que pasé los días previos al viaje al centro de la Tierra.

Resulta que tengo otra tara confesable: soy claustrofóbico al 60%. La escala porcentual me la acabo de inventar, pero para que me entiendan, el hecho de estar en un sitio cerrado rodeado de gente y sin poder moverme, produce que mi pulso pachanguero se despierte de la siesta.

De lo normal, mi corazón suele hacer unos 45 envíos de sangre cada minuto. Pero ante la confrontación con un lugar cerrado, y encima subterráneo, mi cerebro le manda rápidamente un whastapp al corazón para que aumente la velocidad de bombeo.

Aunque sinceramente, al final, el trago fue muy light. Entre risas, fotos y tragos -de los alcohólicos- la bajada al centro de la tierra se hizo muy amena.

Recién llegados al centro de la tierra: la sala del oro.
El espectáculo en sí fue muy bonito. Christine, la cantante principal del pelucón rubio, nos deleitó con una voz espectacular, pero el resto del reparto, ya se podían haber quedado en Tarazona a disfrutar de la tomatina. Qué estricto crítico operístico me he vuelto. Como si uno supiera de esto... ¿Recuerdan Carmen y Turandot?

Terminada la historia de amor cantada, aún hubo tiempo para que una pareja de enamorados de la vida real se dieran el sí quiero encima del escenario delante de todos los presentes. ¡Qué bonito! No la petición pública de matrimonio -uno 'selbst' nunca haría algo así-, sino ver a mi querido Teufelcillo observando la escena con lágrimas en los ojos...

Para salir del centro de la Tierra, tuvimos que esperar casi dos horas, y es que se pueden imaginar que tanto público había que sacarlo de nuevo a base de camiones y montacargas. De camino hacia arriba, le pedimos sinfónicamente al señor conductor, en perfecto español, que tocara el pito, y oigan, que lo tocó...

Ahí está el final de la cola, dos horas después.

Toda una experiencia lo vivido en el centro de la tierra, pero digamos que... una y no más Santo Tomás. Vaya usted a saber porqué santificaron a Tomás (no me apetece buscarlo en la wikipedia).

Y digo yo... ¿por qué a uno no le daría por estudiar en su momento, en lugar de Ingeniería Industrial, canto e interpretación? Hale, ahí les dejo esta duda existencial...

Hasta la semana que viene.


domingo, 5 de enero de 2014

2014: La aventura continúa...

Hace dos semanas y media me montaba en una avión de Lufthansa con destino a "Spain-twelve points", con el único objetivo de disfrutar de las vacaciones de Navidad entre familia y amigos. El final de año no había sido nada fácil, y la verdad es que me montaba en ese avión con dos únicos deseos: leer y dormir. Pero como Murphy es así de entrañable, no me lo iba a poner nada fácil. Lo de este personaje, de verdad, es para darle de comer aparte...

Para empezar, dispuso que mi querida familia numerosa y yo voláramos en el mismo avión. Mira que hay aviones desde Frankfurt... En cualquier caso, como estamos todos muy bien avenidos y nos entendemos a la perfección -ellos también han tenido un final de año de vértigo-, enseguida llegamos al acuerdo de ignorarnos y dormir.

Plano del avión:
Fila 21: Españolito
Fila 22: Padre de familia numerosa
Fila 23: Madre de familia numerosa
Fila 24: Niños de familia numerosa

Abrí el libro, y cuando sólo llevaba diez páginas leídas, Morfeo se puso a cantarme al oído y me atrapó fulminantemente. El efecto somnífero iba a ser temporal y al despertar del mismo, observé de reojo que mi compañero de asiento me estaba observando felizmente. Al poco rato, va y me dice en perfecto alemán:

"Qué reloj más bonito, ¿es auténtico?" 

Mi subconsciente suspiró en su foro interno:

"Ya estamos... conversación indeseada con personaje anónimo."

Pero como uno es así de amable, pues le seguí el rollo, y oigan, que me acabó contando su vida en verso: Alemán, programador de vuelos de Lufthansa, y cobrando una pasta por trabajar tres días a la semana; su pareja un español afincado desde hace once años en Alemania; juntos iban a pasar la Navidad con la familia del español en un chiringuito de Almería... Yo alucinaba. En el fervor de la conversación, claro está, me acabó invitando a pasar la Nochevieja con ellos en el chiringuito. Lo que me faltaba. A lo que le digo:

"No gracias, que yo ya tengo una fiesta organizada con mi querida familia numerosa."

Me vuelvo, y veo que las filas 22, 23 y 24 están completamente dormidos. ¡Ole ese apoyo a mi teoría evasora! Yo creo que pensó que le estaba dando largas inventándome lo de una familia numerosa... Aún y todo, ¡al ataque!, me pidió el email. Obviamente uno se reserva el derecho de contestación...

Total, que aterrizamos, nos levantamos, y va una elegante alemana que estaba sentada detrás -tendría unos 80 años- y le arrea un codazo en toda la cabeza así como quien no quiere la cosa.

"Au!! pero ¿por qué me pega? ¿he hablado mucho durante el vuelo, oh?"

A lo que la señora le responde con una sonrisa en la boca:

"Sí, mucho. No me has dejado dormir."

Yo ahí ya cogí mi maletita de mano y desaparecí encanado de la risa:

"Encantado de conoceros, adiós, adiós."

Al día siguiente, sorpresa, recibí un email, en el cual me invitaban a tomar unas copas en Frankfurt. En fin... se podrán imaginar ustedes que el viaje de vuelta lo hice con el ipod y los cascos puestos, en plan:

"Por favor, que nadie me dé conversación".


Maravilloso atardecer, aterrizando de vuelta en Frankfurt con los cascos puestos.

Entre un vuelo y otro, el periplo vacacional ha estado repleto de momentos inolvidables. Empacho total y absoluto de todo, hasta de antibiótico, y es que unas inesperadas anginas decidieron invadir mi garganta y rellenar mis despensas nasales.

Como novedad, este año han estado por mi ciudad de origen, los "Königen von Oben", la "kleine Ratte", la bella Julia, el croata, su niña y el abuelo. Ya saben, mi vecindario al completo. Todos ellos decidieron unilateralmente pasar la Nochevieja en Zaragoza.

Vamos, como si uno no tuviera suficiente pueblo teutón durante todo el año, como para tener que llevármelo puesto también de vacaciones. No querías sopa, pues toma, ración doble. Pero bueno, la verdad es que al final han sido unos días muy divertidos. Les dejo unos cuantos momentos de retina.



Ayer regresaba a mi querido pueblucho de Alemania...del Este, agotado física y mentalmente, pero, eso sí, con muchas ganas de seguir disfrutando de las nuevas aventuras que a buen seguro nos aguardan en el 2014. De momento, ayer llené la cesta de la compra de frutas, verduras y legumbres. Hasta una berenjena cayó accidentalmente en mi cesta; no sé muy bien cómo la cocinaré pero bueno...

Y a ustedes, mis queridos lectores surrealistas -los que conozco de toda la vida, los que he tenido el placer de conocer estas Navidades, y los que seguro que conoceré algún día- les deseo de todo corazón que tengan un año repleto de salud, éxitos y risas.  

No se olviden de ser generosos y de repartir alegría (no hace falta dinero para ello). Todo lo que se da, tarde o temprano, de una manera u otra, retorna a uno mismo, así que mejor no escatimar esfuerzos.

Y aunque a veces la vida nos dé palos difíciles de digerir, no queda otra que poner a trabajar el estómago y, en la medida de lo posible, seguir disfrutando del juego, así que ya saben....

¡A por todas!