* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

sábado, 1 de febrero de 2014

Spinning

Una de las cosas que siempre había echado mucho de menos desde que comenzó mi bloggera expatriación -anda que no ha llovido desde entonces- son las "que-me-pongo-a-sudar-como-un-Schwein" clases de spinning en mi querido "Metropo" de Zaragoza.

Resulta que a una queridísima compañera del trabajo -María de la Oh- y a este españolito, siempre nos daba por hacer de las clases de spinning nuestro karaoke particular, y la verdad es que vivimos algunos momentos desternillantes. Tal era el descojone desternillamiento (no sé si la RARR* me acepta este concepto), plus el volumen de nuestro karaoke, que hubo ocasiones en las que llegamos a pensar que el profesor nos expulsaba de la clase; al final todo quedaba en ligeras llamadas al orden...

Total, que ya saben de mis aventuras en AQUAPLEX, de mis carreras por el bosque y, últimamente, de mi gimnasio guay del Paraguay en Erfurt. Éste último me aporta, más que nada, equilibrio espiritual, porque mis neuronas consiguen desconectar del pueblucho y de la madre que los parió a todos... (con cariño).

Pues resulta que hace un par de semanas me estrené, por fin, en la clase de spinning. ¿Y a qué no saben quién da la clase? Pues sí, mi personal trainer, Sebastian, que para algo lleva en sus piernas de ex-ciclista profesional, 7 Tours de Francia, 3 Vueltas a España y 3 Giros de Italia. Bueno, bueno, bueno.... qué risas con el Sebas!!! Es la caña.

El colega, la verdad es que, además de divertido, es especialmente amable conmigo. Siempre me habla MU-Y DES-PA-CIO PA-RA QUE LO EN-TIEN-DA TO-DO. Me parto con él.

Pues ahí estaba yo, sentado en mi bicicleta pedaleando -después de haber ajustado el asiento y el manillar por enésima vez-, esperando a que empezara la clase. A lo que viene Sebastian hacia mi, y me presenta a la que tenía pedaleando al lado: Patricia.

"Hallo! hallo... ja, aus Spanien"

Patricia, un encanto ella, recibió el encargo de enseñarme o traducirme todo lo que yo no entendiera; como si lo necesitara, pero bueno, el orgullo de uno 'selbst' lo tengo ya muy entrenado para aceptar este tipo de situaciones innecesarias... y más cuando ves que las cosas se hacen con tan buen corazón. Teoría de la relatividad de Einstein.

Ni la de la foto es Patricia, ni el de la foto soy yo. En una de éstas me cierran el blog.

Música a tope y arrancamos la clase:

"...Ziehen!!!', nach unten!!!'; komm!!!!'; alles OK Oscar?!!; ziehen!!!!'; ein Viertel nach rechts!!!!; aufhalten!!; Patricia.... beibringen!!; ein Viertel nach links!!!; warum kann Oscar noch reden??!!!!; Spannung!!!; aufhalten!!!'; ziehen!!!!; Oscar!!!!; Spannung!!!; komm!!!!..."

¡Qué mal suena el alemán a gritos, por Dioniso! Eso parecía la guerra... Les traduzco a  mi manera:

"...Tirar!!; hacia abajo!!!; ¿todo bien Óscar? (levanté el dedo pulgar); tirar!!!; un cuarto hacia la derecha!!! (la resistencia); mantener!!; No sé qué de Patricia enséñale....??!; un cuarto hacia la izquierda!!; ¿Por qué Óscar puede hablar todavía? (me pilló marujeando y de risas con Patricia); tensión!!; mantener!!; tirar!!; Óscar!!!; tensión; vamos!!!..."

Al final de la clase, otra cosa no sé, pero mi nombre seguro que se lo aprendieron todos de memoria.

De verdad, fue surrealista. Estoy por regalarle a Sebastian un micrófono pequeñito -como los de Britney Spear- porque en una de éstas, se queda sin voz.

Esa noche, regresé a mi tercio de villa con los 'Oberschenkel' cabreados y gritándole espasmódicamente a las neuronas. Y estas últimas, muertas de la risa y deseando volver a la guerra... No, si al final hasta me acabaré aprendiendo la anatomía humana entera en el idioma de Goethe.

Oberschenkel: cuádriceps (aunque también pueden ser las contrapatas del pollo, o por lo menos eso pone en las bandejas de pollo que compro en el super).

¿Saben qué? Después de lo convulso que fue mi final de año, estoy encantado de, por fin, haber vuelto a mi rutina personal/profesional/deportiva, surrealista y divertida en grado máximo, en éste mi querido pueblecillo de Alemania... del Este.

Como diría Mario Vaquerizo: ¡Me encanta!

Y es que, cada vez lo tengo más claro, me encanta poder disfrutar de estos pequeños grandes momentos.


(*RARR: Real Academia del Relincho de Rocinante)


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