* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

martes, 16 de septiembre de 2014

Maratón

Si Filípides corrió o no los 42km que había de Maratón a Atenas (actualmente google map los deja en 37,9km) para anunciar la  victoria de los griegos sobre los persas, es un incógnita de difícil solución. Los escritores griegos Heródoto, Luciano, Plutarco, aparentemente más imaginativos que este españolito, escribieron para todos los gustos y colores, y cada uno tuvo su versión. Así que vaya usted a saber cuál es la buena, si realmente alguna lo fue.

Esto es como la historia catalana que, según quién y cómo la escriba, se va distorsionando al cobijo de intereses varios. En fin... cerros de Úbeda.

Asumamos como cierta la leyenda épica del soldado griego que se deja la vida corriendo por sus conciudadanos. Por lo visto, los persas habían jurado devastar Atenas una vez hubieran vencido a los griegos en la llanura de Maratón y pagar su odio con las mujeres e hijos de los griegos. Ante tal perspectiva, el plan de las mujeres en la city de Atenas era matar a sus propios hijos y suicidarse a continuación si, pasadas veinticuatro horas del inicio de la batalla, no recibían noticias victoriosas de sus aguerridos soldados.

He aquí que Filípides saliera disparado hacia Atenas ante la victoria griega, que por lo visto duró más de lo que duraban las batallas en aquellos tiempos (490 a.C.), para evitar la doble masacre.

¿Qué les parece? puede parecer creíble que alguien se lance a correr para anunciar una buena nueva, ¿no?

Pues el otro día corriendo me sentí como Filípides, y eso que no tenía nada que anunciar. Por ahí estaba uno dando vueltas al pueblo, sin agua, ni alimentos y entrando en un estado de deshidratación y falta de fuerzas tal, que no pude evitar pensar en el heroico soldado-mensajero. Por lo visto, el colega desfalleció y murió en el mismo instante que dijo: ¡Ha sido niño!, digo... ¡victoria!

Así que ayer, continuando con mi entrenamiento para la maratón de Frankfurt del 26 Octubre, por primera vez en mis muy bien llevados treinta y siete años (esta valoración es totalmente parcial), me llevé avituallamiento en los bolsillos para no desfallecer cual Filípides.

Y es que el avituallamiento es fundamental. Mi querido "brother" me lo recuerda hasta la saciedad y he decidido que le voy a hacer caso. He empezado con trozos de plátano cual mono, así que entre vuelta y vuelta y saludo y saludo -porque anda que no te encuentras con gente conocida corriendo por el pueblo- me voy metiendo potasio al body. Les dejo unas fotos de mi circuito urbano de entrenamiento y es que el bosque lo tenemos embarrado no, lo siguiente.

El río Hörsel a su paso por el pueblo
Al fondo, sobre la colina, el castillo Wartburg. Observarán que el sol brilla por su ausencia...

Cuando veo una casa moderna se me van los ojos

¿Saben a quién vi el otro día? No sé si se acordarán mis queridos lectores surrealistas del post loco de atar. Pues al mismo hombre recio del semáforo . Desde lejos me volvió a regalar una sonrisa y un saludo lleno de cariño, regalo éste que acepté y devolví con la mejor de las sonrisas que mi agotada musculatura facial -y no facial- pudo dibujar.

Así que ya ven, objetivo Frankfurt 26 Octubre. A saber los pedruscos que, entretanto, Murphy va poniendo por el camino a modo de entretenimiento.

Estaba dudando si despedirme de ustedes esta semana, y eso que sólo estamos a martes, dejándoles con la canción que últimamente ha escalado posiciones en el ranking musical de mi entrenamiento. No tengo ni idea de dónde he sacado esta canción, ni por qué me levanta el ánimo. Pero sí, últimamente siempre me acompaña... Rufino.

¡Aúpa Filípides!




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